SELECCIÓN DE MATERIAL DE LA ASIGNATURA: LINGÜÍSTICA TEXTUAL
3.2. Cortesía
María Victoria Escandell (1993)
define la cortesía como “un conjunto de normas sociales
establecidas por cada sociedad, que regulan el comportamiento
adecuado de sus miembros, prohibiendo algunas formas de conducta y
favoreciendo otras”. La cortesía es una forma de comportamiento,
pero también afecta a los elementos lingüísticos que se eligen
para la comunicación. Se trata de formas como el tratamiento, o los
honoríficos, que ya hemos visto, pero es una cuestión más amplia
todavía.
Para Kerbrat-Orecchioni (1996, La
conversation. Éditions du Seuil), la noción de cortesía se
entiende, en sentido amplio, como algo que concierne a todos los
aspectos del discurso que están regidos por reglas, en los que la
función es la de preservar el carácter armonioso de la relación
interpersonal. La cortesía se aplica a los comportamientos no
verbales y a los verbales, pero aquí nos interesa solo la cortesía
lingüística.
La cortesía lingüística es
estudiada por la pragmática y afecta, pues, a los interlocutores en
general. Aspectos que son propios de la cortesía lingüística son:
a) Se centra en el
comportamiento verbal y en la elección de indicadores lingüísticos
de cortesía. No tiene en cuenta normas de conducta que no sean
lingüísticas, por ejemplo: empujar a la gente, tomar bienes ajenos,
adoptar posturas descuidadas, etc. que controlan comportamientos
extralingüísticos.
b) En la comunicación no
solo importa el trasvase de información, sino la relación
interpersonal.
c) Sirve para facilitar las
relaciones sociales y compensar y canalizar la agresividad.
d) Se trata de un conjunto de
estrategias que determinan la elección de unas determinadas formas
lingüísticas.
e) Marca y refleja las
relaciones existentes en la vida social en los ejes de afecto,
conocimiento mutuo, distancia/proximidad, poder/solidaridad
(relaciones interpersonales por excelencia, a diferentes niveles).
f) Es una manera de
establecer “negociación” con los demás.
La cortesía es una estrategia
para mantener las buenas relaciones con los demás, además de un
conjunto de normas sociales. Como tiene mucho que ver con el tipo de
sociedad y de cultura, es un tema que afecta de lleno a la enseñanza
de ELE.
A veces, la cortesía entra en
conflicto con las máximas conversacionales de Grice (ver en
ESCANDELL, M.V. 1996: 77-90), que trabajan en la vía de mantener el
principio de cooperación en las conversaciones. En cualquier
comunicación habrá realmente comunicación auténtica si los
participantes cooperan; si no, no puede haberla.
Evidentemente, hay diferencias
enormes según el tipo de discurso y los objetivos prioritarios de
cada uno. A veces, será prioritario ser claro, dar toda la
información, ser relevante y decir la verdad por encima de la
cortesía, es decir, de ser cortés. En otros casos, lo contrario. Se
pueden ver ejemplos interesantes en M.V. ESCANDELL, pág. 140-141.
Por eso, la explicación global
del fenómeno de la cortesía presupone una clasificación de los
tipos de discurso y de los actos que pueden realizarse, una
descripción de los tipos de relación social que resultan
relevantes, y finalmente una caracterización detallada de las
diferentes estrategias (su repercusión lingüística) y condiciones
que gobiernan su adecuación al contexto y a la situación.
Los intercambios entre los
individuos, según Helena Calsamiglia y Amparo Tusón, pueden darse
sobre una base pacífica, de consenso, o “irénica”, o bien sobre
una base belicosa, conflictiva, “agónica” (esto es lenguaje de
la etología). La cortesía se ha estudiado desde estas diferentes
perspectivas por parte de diferentes autores: Lakoff (1973), Leech
(1983) y Brown y Levinson (1987).
El principio de cortesía de
Geoffrey Leech (1983)
Leech propone un principio de
cortesía desarrollado en una serie de máximas, como las de Grice
(del mismo tipo), y como complemento de las máximas conversacionales
de ese autor.
Para Leech, la relación
existente entre los interlocutores impone una serie de selecciones
que determinan la forma del enunciado y matizan su significado.
Los objetivos de la comunicación
se manifiestan en dos direcciones:
1) o bien se intenta
mantener el equilibrio existente
2) o bien se intenta
modificarlo (para mejorar la relación o aumentar la distancia,
depende).
La cortesía es el principio
regulador de la distancia social y su equilibrio. Este tipo de
cortesía se denomina cortesía relativa, ya que depende de las
posiciones sociales de los participantes. La cortesía absoluta es
una características propia de algunos actos: algunas ilocuciones,
por ejemplo las órdenes, son descorteses per se; en cambio, los
ofrecimientos serían corteses inherentemente.
El principio de cortesía de
Leech se desglosa en una serie de máximas:
a) Máxima de tacto
b) Máxima de generosidad
(maximice el beneficio de su interlocutor)
c) Máxima de aprobación
(minimice el desprecio hacia el otro)
d) Máxima de modestia
(minimice el aprecio hacia sí mismo; maximice el aprecio hacia el
otro).
e) Máxima de acuerdo
(minimice el desacuerdo con el otro)
f) Máxima de simpatía
(minimice la antipatía)
Esto, que podría parecer casi un
extracto de un catecismo o un catálogo de buenas maneras, es lo que
hacemos todos los días, sin darnos cuenta, al hablar (=al
socializarnos).
No todas estas máximas se
aplican por igual a todos los tipos de actos: la máxima de tacto
funciona sobre todo en las peticiones; las de generosidad, aprobación
y modestia son más generales; y las de acuerdo y simpatía se
aplicarán a los actos de tipo aseverativo.
El enfoque de Leech ha recibido
algunas críticas: la proliferación de máximas puede ser exagerada,
y no justificada por principios independientes. Las máximas que
propone sirven para nuestra sociedad, pero no para todas. Sin
embargo, la objeción más seria es que sea un verdadero principio:
no siempre pretendemos ser corteses, pero sí cooperar (Grice) o ser
relevantes. Por ello, el Principio de cooperación conversacional de
Grice sería un principio y el Principio de cortesía de Leech, no es
tan claro que pueda ser un principio.
Penelope Brown y Stephen Levinson
(1987)
La teoría de estos autores,
expuesta en 1987, es el intento más elaborado y estructurado que
existe actualmente de explicar el funcionamiento de la cortesía en
las lenguas. Completa el modelo de Grice, y le añade la faceta de la
impersonalidad, que no tenía el Principio de cooperación. Parte de
las nociones de imagen y de territorio de Goffman (GOFFMAN, Erving
(1967) Interaction ritual: Essays on face to face behaviour, Nueva
York: Garden City).
Los autores parten de la idea de
que toda sociedad tiene que controlar la agresividad de sus miembros
(concepto que proviene de la etología), a la vez que intenta
canalizar ese potencial de agresividad como instrumento de control
interno y como fuerza de la que servirse en las relaciones
competitivas con otros grupos sociales. “La cortesía presupone […]
la existencia de potencial agresivo y trata de contrarrestarlo”, en
palabras de ESCANDELL (pág. 148).
[...]
La comunicación está sujeta al
Principio de cooperación de Grice, del que nos apartamos en algunas
ocasiones (por ejemplo, utilizando la cortesía en el lenguaje, en
detrimento de la autenticidad de la información, de la relevancia,
etc.) para mantener las relaciones sociales.
Comentarios
Publicar un comentario